La Terapia Gestalt Integrativa yo la entiendo inicialmente como ese espacio que se crea durante un tiempo entre el terapeuta y la persona o grupo, en la que mi función es ayudar a resolver ciertos malestares y/o favorecer que las personas continúen con su crecimiento personal.
Malestares de distinta índole relacionados con la psique humana. A veces son relacionados con los estados de ánimo, otras con un mal manejo emocional en la vida, otras… Esto sería interminable en esta época que tenemos de clasificar todo. A modo esquemático suelo explicar que en terapia atiendo asuntos de corte objetivo: síntomas depresivos, ansiógenos, de orden sexual, rasgos obsesivos, etc. O subjetivos, indefiniciones en las que uno no sabe lo que le pasa, pero se encuentra “mal” sin saber por qué, y nada sale bien; las relaciones, estudios, trabajos…
Es en ese espacio, la consulta y sobre estos malestares entre otros, sobre lo que trabajamos en terapia.
O por crecimiento personal, nos queremos conocer mejor, dar un poco de “verdad” a nuestro ser, no hay un malestar como tal, pero si un deseo de profundizar en nosotros mismos y en cómo nos relacionamos con el entorno.
El proceso terapéutico que se inicia una vez que acudimos, ya sea de manera individual o grupal, se centra en algunos de los siguientes puntos que son aspectos fundamentales:
Ayudar a ampliar la conciencia sobre lo que nos pasa, (pensamos, sentimos o “sensamos”) y poder detectar que necesitamos o que deseamos cambiar, permitiendo con ello experimentar un contacto con el entorno (familia, amigos, pareja, trabajos, estudios, etc.) más satisfactorio o placentero. Para ello experimentaremos en la terapia y fuera de ella, nuevas maneras de relación y/o conductas, es decir, ampliamos el mapa rígido de respuestas. Mapa que hace que se nos repitan situaciones en la vida sin saber muy bien porqué y que provoca que ciertas sensaciones de malestar no desaparezcan. En definitiva, favorecer la creatividad para que desde nuestros recursos y límites podamos encontrar nuevas maneras de vivir desde un contacto-relación más libre y espontaneo.
¿Cómo surge la Terapia Gestalt?
La terapia Gestalt nació como una síntesis de enfoques, creada por un matrimonio alemán, Fritz Perls (1893-1970) y Lore Posner (1905-1990), el primero de ellos medico neuropsiquiatra y la segunda psicóloga.
Algunas de sus influencias previas fueron el psicoanálisis (C. Happel, W. Reich y K. Horney) y la psicología de la Gestalt (K. Lewin), además de sustentarse en la filosofía fenomenológica y existencialista. Otros enfoques terapéuticos posteriores como las técnicas psicodramáticas de Moreno o disciplinas como el teatro, danza y el budismo zen, también ejercieron una profunda influencia tanto en las bases de la disciplina, como en su manera de trabajar y entender al ser humano.
La “Gestalt” nació enmarcada dentro de la Psicología Humanista, y comparte los principios básicos de esta, dos de los principales son la autorregulación organísmica, y la visión integral del ser humano.
La autorregulación es una posición no determinista del ser humano y no patologizante, que dice que las personas y el medio ambiente estamos en continuo movimiento regulatorio, cada cambio en el entorno nos influye, y por ende uno nuestro influye a lo que nos rodea. Esto a pesar de nuestros genes, historia y carácter, nada es perpetuo y eso nos da una oportunidad de cambio.
La visión integral es aquella que se separa de la visión cartesiana y su dualidad mente-cuerpo, trabajando sobre mente, emociones y cuerpo, viendo al ser humano como alguien más allá de un ser pensante.
Los siguientes conceptos que gravitan en cualquier terapia son claves dentro de este enfoque y nos definen y diferencian de otras corrientes y escuelas.
El presente, “aquí y ahora”; trabajamos fundamentalmente con lo que la persona trae de su momento presente, lo que le ocurre en la vida y/o le genera malestar, explorando y vivenciando que necesita y que quiere. Confrontándolo con la realidad de lo que podrá o no podrá ser. Esto no significa que no se traten asuntos del pasado, también son importantes, pero trataremos de abordarlo de una manera que se pueda vivenciar en el aquí y ahora.
“Darse cuenta” o “awareness”; que viene a ser la toma de conciencia y aceptación de la experiencia. Poner atención a lo que nos ocurre. Es decir, qué, cómo y para qué hacemos algo, nos abre puertas al cambio. A veces con darse cuenta no es suficiente, y hay que accionar nuevas maneras, pero es ya un inicio muy importante.
Responsabilidad; la propia, con uno mismo. De lo que decimos, sentimos, pensamos y hacemos. En definitiva, algunas situaciones relacionales y vitales no están en nuestras manos poder hacer nada con ellas, ahí no podemos hacer mucho. Pero si en lo que tiene que ver con nuestros bloqueos y malestares, ahí es donde nos sienta bien coger responsabilidad, el compromiso con uno mismo y con el propio proceso. Éste, para mí, es uno de los principales motores para que una terapia vaya bien y funcione. No podemos esperar que el mundo cambie para nosotros, si nosotros lo hacemos, si nos responsabilizamos de nuestra parte, quizás el mundo también se mueva.
Estos serían algunos de los pilares y conceptos básicos de la Terapia Gestalt, que tienen como objetivo favorecer el autoconocimiento, y tener más conciencia de nosotros mismos. Siempre apoyados por el terapeuta, mientras vamos encontrando nuevos apoyos fuera y desarrollando el suficiente autoapoyo que nos permita poner en práctica los cambios necesarios y poder dar por finalizada la terapia.
¿Y por qué “apellido” Integrativa a esta terapia?
Por dos motivos.
El primero de ellos, por el tiempo que ha pasado desde que nació la Terapia Gestalt, tengo la necesidad de apellidarla así. Porque es móvil con los tiempos, la Gestalt que se hace ha evolucionado, durante 70 años nada menos.
Algunos terapeutas en la actualidad estamos integrando enfoques y teorías más o menos nuevas, como la teoría del apego, psicoanálisis relacional, terapias familiares sistémicas, psicoterapias del trauma sensoriomotriz, entre otras. Que se suman a todas las nombradas anteriormente. Influencias que se asientan perfectamente en la base gestáltica, y eso es lo que me parece que hicieron muy bien Fritz Perls, Lore Polsner y aquellos a los que la historia silencia y estuvieron ahí. Crear un enfoque con una base sólida en la que podían ir creciendo ramas, integrándose en el tronco sin afear ni debilitar esa base. Y esto que parece fácil, hacerlo sin empeorar la manera de trabajar, no es sencillo. Lo que no quiere decir que todo quepa.
En segundo lugar, porque mi trabajo o es integrativo o no es. Yo tengo mi forma, descansa sobre el fondo gestáltico y se hacen figura mis formaciones y experiencias vitales, que hacen un todo integrado que es más que la suma de las partes.