En la anterior entrada, hay algo que se repite en el discurso, y medité mucho si poner o no poner. La palabra “apoyo” y los reconocimientos a los que me lo dieron. El riesgo que veía es de exceso de transparencia, y que aquellos que lo pudieran leer, decidiendo si acudir o no a mi consulta, les tirase para atrás. Es una palabra que a algunos/as les genera cierta alergia urticante. Y es sobre estos/as alérgicos/as sobre los que quiero escribir, con amor y respeto, desde el humor, ya que por suerte cuento con muchas personas queridas que padecen esta curiosa «patología«. Va por ellos/as, y por todos/as los/as que se sientan identificados/as.
Por mi experiencia, aceptar y recibir apoyos nos puede llevar a sentirnos débiles, avergonzados-as o humillados/as, tres malas patas “pa” un banco, son sentimientos que no nos gustan demasiado. Son sentires difíciles de procesar. (Aclaremos que esto les ocurre a algunos/as y no a todos/as). Pero también hay que decir que aceptar el sostén de otros/as nos ayuda a crecer. Y yo apuesto por lo segundo, como los bebés.
Por ende, cuando escribí estos pocos agradecimientos, me asusté de que se pudiera poner en duda mi competencia, al presentarme como un hombre que reconoce que no puede solo, al menos, no todo. Menuda presentación.
SOY ALÉRGICO A ESA PALABRA, ¿ES CURABLE DOCTOR?
Pues no soy doctor, pero puedo decir que sí, que al menos es tratable. Ser capaz de dejarse ayudar y apoyar, no solo es tratable, sino además rentable.
Si sentimos a veces tanta alergia quizá, y digo quizá, sea porque no hemos podido poner en cuestión que solos/as no podemos con todo, y que los apoyos que a lo largo de nuestra vida recibimos fueron demasiado rígidos, escasos o confusos… Vamos, en definitiva, que hubo apoyos buenos y otros…
¿Y ENTONCES?
Entonces, con apoyos no muy buenos, hemos tenido que sobrecompensar, comprándonos la capa de Superman o Supergirl, o cualquier otro artilugio de superhéroe/ina, y tirar millas por la vida con nuestra mascara de autosuficiencia.
Cuando hablamos de “buen” autoapoyo en Terapia Gestalt no nos referimos a la autosuficiencia. Nos referimos a la capacidad de tener un buen balance entre “necesidades” y deseos, que podemos satisfacer y lograr por nuestros propios medios, y la capacidad de reconocer que necesitamos de apoyo ambiental para lograr otros que solos no podemos. Este baile autorregulatorio es lo que nos permite afrontar la vida con creatividad y flexibilidad.
Con esta definición siento desanimaros a los que pensabais que buen apoyo interno es lo mismo que ser autosuficiente. Ser autosuficiente, al menos dentro de mi corriente, es signo de “falso” apoyo. Siempre necesitaremos apoyo externo. Por lo tanto, abstenerse aquellos/as que quieran dos capas de superhéroe/ina, de eso no tengo. Y sino, decidme ahora en época de pandemia, como afrontar la crisis económica de algunos/as sin ayudas, organizar el cuidado de hijos/as sin colegios ni campamentos, o todo lo que se nos haya movido a nivel emocional en los hogares. ¿Solos? Pero tranquilos los alérgicos. Es verdad, no todo el mundo necesita terapia, ni apoyo, un día conocí a uno que podía solo, y esto es sólo un artículo de humor de un servidor.
Si a leer esto estás empezando a poner en duda que no puedes solo, y no ha quedado claro, te preguntarás;
¿POR QUÉ SUCEDE ENTONCES MI ALERGIA?
Hay muchas teorías. Pero ahora me voy a apoyar en una, blog, que no tesis, es lo que hago. Digamos, que si algo compartimos la mayoría de los humanos, es tener familias normales y corrientes, hicieron lo que pudieron con las herramientas que tenían. A veces estas andaban oxidadas, otras veces no tenían tiempo ni para utilizarlas, o utilizaban un destornillador cuando hubiese sido mejor un abrazo. Atornillar a un hijo es un clásico del bricolaje familiar. Y esto no es apoyar, es en todo caso exigir. Maldito apoyo cuando se convierte en exigencia paralizante o estresante. Bendito cuando ayuda a superarnos.
Es imposible, o altamente improbable que nos tocara esa familia «perfecta«. Esa que recibe y apoya nuestros deseos y necesidades, favorecedora al 100% de nuestro desarrollo creativo en la vida. Esto suena a Ideal, y lo ideal carne de terapia será. Y escucho vuestras voces mientras escribo;
“¡la familia no se toca!”, “la mia mamma, a esa ni mentarla”.
Y es verdad, sino se puede tocar, pues no se toca. Para eso construimos nuestro carácter o personalidad, para no tocar y tirar para adelante, y eso lo hacemos muy bien. A algunos/as incluso les funciona hasta el final de sus días. El carácter, entendido como los rasgos de personalidad que tenemos y que nos han servido para manejarnos en el entorno en el que vivíamos, subsanando así la falta de amor y apoyo en algunas áreas de nuestra vida. Aprendimos a vivir y ser de una determinada manera. Y vuelvo a escuchar;
“¿no estarás hablando mal de mí familia?”
Claro que no. Papas-Mamas buenas, nosotros/as malos/as. (Es más complejo, sólo relaciono carácter y apoyo)
Siempre, salvo los de familia ¿perfecta?, vamos a ir faltos de apoyo en algunas áreas.[1]
¿QUÉ HACE QUE UN ALÉRGICO DECIDA BUSCAR APOYO-TERAPIA?
Pues que a veces la vida da giros, y de repente nos encontramos mal, tenemos una ligera idea de por dónde va la cosa, otras no. Puede aparecer como una especie de “atasque” en el que no sabemos que queremos. Incluso en la calle circulan palabras que nos suenan, y a las que nos adscribimos tras mirar alguna web al uso; depresión, ansiedad, pánico, etc. En definitiva, estamos mal, notamos que ciertas necesidades u objetivos de nuestras vidas no están satisfechos y ya no sabemos qué hacer.
Hemos rebuscado dentro de nuestros apoyos internos, todos los recursos que tengo, y nada, mi autoapoyo flaquea. Y como mal menor, en un individualista acérrimo alérgico, incluso he buscado apoyo fuera; pareja, amigos/as, familiares, gurús que me dicen que tengo que hacer, plataformas de contactos…Pero nada, llego al final del día, y ni mi serie favorita de pago sirve para despistarme. Estoy mal. Y me digo; “quizá eso de hacer terapia no es tan peligroso, quizá cambiar duele, pero este sufriiiiiiiir”.
¿QUÉ ES LO QUÉ HA OCURRIDO?, ¿ES UN MILAGRO?
Nada de milagros. Lo que ocurre es lo que vengo a llamar crisis del ideario individualista; “tengo que poder solo” o “valerme por mí mismo”. Lo hemos intentado todo, pero ni aún con esas…aparece la temida crisis existencial. Así le gustaba llamarlo a Fritz Perls, “padre” de la Terapia Gestalt.
Y a algunos/as se les enciende una bombilla; “quizás si busco ayuda en alguien nuevo, uno que no conozco y que no me conoce”. Y ¡chas!, aparecen en las consultas a la búsqueda de un tratamiento-apoyo ambiental. De usted o de tú eso dará igual.
Con su vergüenza o desvergüenza, con ese aire de qué difícil es estar aquí, o vengo, aunque no lo necesito. Y es verdad. Reconocer que uno no puede resolver, y que el resto de los habitantes del planeta están genial, no es fácil. No se sabe a ciencia cierta cuanta gente hace terapia. Pero opino que más de lo que creemos. Y eso es bueno y malo a la vez, pero aquí, si me explico me desvío.
No todas las personas van a ser capaces de dar este paso, solo los que de alguna manera pueden reconocer que sin apoyo externo algunas veces no se puede vivir. Y esto en una sociedad donde se valora “poder solo” por encima de todo…es muy difícil. Algunos vienen a las primeras señales de dificultad y otros vienen cuando ya la cosa está al borde del abismo. Cada uno cuando y como puede. Otros no vendrán y decidirán ir de la mano con sus síntomas por el resto de sus días; adicciones, depresiones, ansiedades, fobias, simplemente mala leche o sufrimiento constante, ¿quién no conoce a alguien que lleva toda la vida así? Algunos pueden y otros no pueden.
Así que, si podéis, ánimo, quizás es que sólo sois intolerantes, es un camino rentable, poner verdad a nuestra vida hace que se sufra menos y se viva más. En definitiva, ser o no ser, dijo un día Hamlet, personaje creado por uno que se decía escritor, Shakespeare, creo se llamaba.
Creo que basta por hoy, hasta aquí mi homenaje a los alérgicos a la apoyo-terapia, y también a todos aquellos/as que un día decidieron poner más verdad a sus vidas, continuando con el arte de vivir de una manera más creativa.
[1] Habrá también personas que con historias no tan “normales”, o con estructuras de personalidad graves, irán muy escasos de auto y heteroapoyos, y necesitaran, si deciden y pueden afrontar cierto “crecimiento”, muchos más recursos. Digamos que no sólo con terapia, donde si podrán reconstruir o construir sus apoyos, y trabajar aspectos psicoemocionales, sino que necesitaran de un amplio mapa de recursos y distintos tipos de apuntalamientos y sostenes. Servicios Sociales, Unidades de Salud Mental, grupos específicos de autoayuda, con todos sus trabajadores y recursos en disposición de generar nuevos apoyos en distintos ámbitos.